Sueño que el mar, el mar aquél, me encierra
Y del sueño me salvan las campanas
De Dios, que santifican las mañanas
De estos íntimos campos de Inglaterra.
Cinco años padecí mirando eternas
Cosas de soledad y de infinito,
Que ahora son esa historia que repito,
Ya como una obsesión, en las tabernas.
Dios me ha devuelto al mundo de los hombres,
A espejos, puertas, números y nombres,
Y ya no soy aquél que eternamente
Miraba el mar y su profunda estepa
¿Y cómo haré para que ese otro sepa
Que estoy aquí, salvado, entre mi gente?
Cortesía de Carol Love
Obra: Keelmen heaving in coals by monlight
(Obreros de quilla bregándo en los carbones
bajo la luz de la luna), William Turner (1775-1851)
...
Anna, me encanta la analogía que hiciste: la oscuridad de una mina y el cielo abierto de una isla remota, que, parecen tan distintos y en definitiva es la misma escena de un hombre solo,
ResponderEliminarbellísimo, te lo llevo para mi lugarcito de facebook,
besos muchos
Bellísimo Anna!
ResponderEliminarSiempre me ha maravillado la obra de Turner y también la de Constable, por citar a otro inglés, ya desde que estudiaba, ambos me provocaban ese estado de ensueño del que es difícil salir.
Has logrado con las dos obras, poema y pintura la atmósfera perfecta.
Saluditos.
Norma